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Y aún a muchos, en aquellos tiempos en que era obligatorio hacer la mili para 'hacerse un hombre', les quedaban pesadillas tras regresar de esos maravillosos campos de concentración encubiertos. Hay que respetar a los militares que eligen el oficio de las armas voluntariamente, pero al resto que nos dejen en paz de arcaicas proclamas belicosas (valen2)
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